Resumen
Dando un nuevo impulso al estudio histórico de los comportamientos alimentarios y a la antropología de la alimentación, Jean Louis Flandrin hace de la "distinción por el gusto" una clave importante para interpretar las prácticas del pasado, revelando la dimensión política de las artes gastronómicas. Esto nos permite ir más allá de las visiones simplistas de una Edad Media grosera, con modales toscos, consumiendo esencialmente carnes asadas y utilizando especias sin delicadeza. Esta gastronomía es, de hecho, una retórica elaborada y ritualizada, y estos aspectos alimentarios de ostentación son, en efecto, signos de superioridad, en el sentido de lo que J.P. Daloz (2010) llama símbolos materiales o " prestigious goods ", una espectacularización de la dominación a través de una expresión sensorial, pero también una fuente de placer físico codificado en un entorno cortesano: la mesa es, en efecto, un espacio político.
No sin razón, el rey Alfonso X, en el Título VII de las Siete partidas, dedicado a la educación, da protagonismo a las leyes que regulan el comportamiento en la mesa, lugar de placer, reunión y discusión. La comida está en el centro de las relaciones humanas y, sobre todo en la corte y en las esferas del poder, los juegos de representación que estructuran la jerarquía social y consagran la legitimidad de los poderosos se desarrollan en torno a la mesa.
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Derechos de autor 2021 Julia ROUMIER