Resumen
En 1928, cuando apenas hacía un año que Heidegger había publicado Sein und Zeit, Ortega y Gasset reconocía públicamente la genialidad de la obra en un ciclo de conferencias que impartió en Buenos Aires. Subrayaba la “enormidad” del descubrimiento del filósofo alemán, cuya fórmula cabe solo en cuatro palabras: “encontrarse en el mundo”. No cabe la menor duda de que Ortega encontró un excelente aliado en la fenomenología mundana, la cual confortaba las ideas que había empezado a desarrollar en Meditaciones del Quijote sobre la circunstancialidad de la vida. El presente trabajo propone una revisión de algunos de los momentos clave del constante desencuentro entre los dos filósofos –al no poder existir la razón vital sino huyendo de la ontología–, aunque el invariable punto de intersección entre ambas tenga mucho que ver con el curso de nuestras vidas ordinarias.
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