A la vez señal (el « conceptismo » es un momento intelectual característico de la Península Ibérica) y ferozmente problemática en el mundo hispano y lusófono (donde a menudo se ha preferido otro tipo de proposición ensayística a la producción estrictamente filosófica), la conceptualidad de la que toma su título la revista editada por UR 3656 Ameriber implica una relación primaria con la teoría. Es decir, por defecto, a lo que se inscribe en una elaboración teórica ya efectiva; pero también, llegado el caso, a una proposición constitutiva en el plano nocional. La plurivocidad a veces dialéctica de la palabra « concepto » constituirá aquí evidentemente su riqueza.
El concepto, que parte de una abstracción con vocación totalizadora, se opone en este sentido a las impresiones y los afectos, y es el modo de representación que caracteriza el enfoque científico. Por definición, esta representación moviliza un sistema simbólico y contribuye a articular nuestra captación de los objetos y fenómenos. Pero como sabemos, en oposición a estas teorías sustancialistas de la representación, el concepto ha aparecido posteriormente -en particular en Nietzsche y luego en Deleuze, que por supuesto nos remite al « conceptismo » de Gracián que empezamos mencionando- como el hecho subjetivo del creador o del artista, que determina lo que tiene prioridad, ya sea « caprichosamente » o mediante una apertura aceptada a la contingencia. También los contextualistas han presentado el concepto como determinado primordialmente por su situación de enunciación (o su historicidad: ¿dónde y cuándo hay concepto?), culminando en la « aproximación », juzgada saludable por el segundo Wittgenstein, de los « parecidos de familia » que pretenden acabar con la rigidez de la subsunción y/o el « mito » de la totalización.
La conceptualidad así entendida abarca: la teoría literaria (elementos de narratología, poética y retórica); la teoría semiótica (nociones lingüísticas, así como herramientas metodológicas de las artes visuales y los videojuegos); las herramientas de comprensión de las ciencias sociales y políticas; el enfoque psicoanalítico; y, por supuesto, la teoría filosófica.
Aunque la revista Conceφtos nunca descartaría que los propios conceptos fueran objeto de los estudios que se propongan, lo cierto es que su vocación es dar prioridad a su aplicación a objetos culturales, societales o políticos del mundo hispánico y lusófono para los que estos conceptos sean especialmente relevantes o actuales. Esta predilección estará guiada, por un lado, por la necesidad de un grado mínimo de especificidad en estos conceptos (para que no sean demasiado generales: conocemos los vasos comunicantes entre extensión y comprensión), y, por otro, por la vigilancia respecto a su posible sobreexposición en el campo científico contemporáneo (aunque los efectos de la moda en el campo conceptual puedan en sí mismos, como sugeríamos más arriba al mencionar el contextualismo, constituir el objeto de análisis).
Los artículos que constituyen el núcleo de cada número se estructurarán, pues, en torno a uno de estos conceptos, o bien serán ocasionalmente monográficos si el propio autor es un teórico (crítico literario, lingüista, politólogo, sociólogo, historiador, psicoanalista, filósofo, etc.). Además de los artículos de estos dossieres, cada número de la revista incluirá un cierto número de contribuciones en forma de varia o « mezclas », cuya única característica común será su adhesión a la línea editorial que se acaba de definir. Algunos números (incluidos los que tengan un dossier monográfico) podrán incluir entrevistas con personalidades. Además, habrá dos secciones: por un lado, reseñas de ensayos de reciente publicación o especialmente relacionados con los temas abordados en el número (dossier o varia) y, por otro, nuevos trabajos o traducciones de textos teóricos (extractos, capítulos breves), entendiéndose que la revista, dado su marco de producción y área de distribución, es trilingüe, francés, español y portugués, y que los dossieres pueden centrarse exclusivamente en una de las áreas europeas, americanas o africanas cubiertas por las dos últimas lenguas.