Prólogo: Eugenio Trías y la política
Eugenio Trías (1942-2013) pasará a la historia de la filosofía española como el creador de un sistema filosófico llamado ‟la filosofía del límiteˮ. Aunque la noción de sistema debería tomarse como un ejemplo de ironía romántica, lo cierto es que a partir de mediados de los años ochenta, y singularmente con su libro La lógica del límite (1991), Trías realmente defiende una idea de sistema, de engarce de distintas piezas, imágenes y conceptos en torno a esta idea central identificada con la experiencia del límite, la condición humana como la de un habitante del límite, y por supuesto con la filosofía misma como una más de las configuraciones de lo limítrofe, al igual que el arte, la ética, la religión, la historia o la política. Esta filosofía se desarrollará en libros como La edad del espíritu (1993), La razón fronteriza (1999), Ética y condición humana (2000), El hilo de la verdad (2004) o La política y su sombra (2005).
Los ensayos reunidos en este monográfico se dedican precisamente a la política en la filosofía de Eugenio Trías, y de hecho a Trías y la política. Inseparable de su actividad como profesor de filosofía y escritor de ensayos filosóficos, Trías tuvo también una marcada dedicación al articulismo en sus colaboraciones primero en El País, luego en El Mundo, y finalmente en ABC. Su actividad publicista y la toma pública de partido en numerosas cuestiones políticas en España, con la máxima regularidad desde mediados de los noventa hasta bien entrada la primera década del siglo XXI, obliga a relacionar la posición del ciudadano Trías con las ideas del filósofo Trías.
Sería demasiado fácil imaginar que de una filosofía centrada en la experiencia del límite se desprende una política del límite, y sería completamente erróneo si por tal cosa entendiésemos una política autoritaria, una política centrada en ‟poner límitesˮ. Es cierto que en algunos círculos la figura de Trías ha quedado muy marcada por –precisamente– sus artículos en prensa desde la última legislatura de Felipe González, entre 1993 y 1996, y su apuesta pública y activa por el Partido Popular de Aznar, con lo cual el tópico de un pensador ‟de derechasˮ pasa a darse por bueno sin prestar más atención a la complejidad y a la evolución de sus posiciones. Se ignora así el hecho de que fuese un firme opositor a la guerra de Irak en 2003 y se olvida cuál era el ambiente de degradación de los últimos años de González en el gobierno, lo cual, ciertamente, no convierte a Trías en un filósofo ‟de izquierdasˮ. Es evidente que, de estar en algún sitio, la verdad –la justicia con la complejidad veraz de los hechos– se encuentra en el estudio atento y matizado de los textos. A introducir matices y a invitar a una mayor atención y reevaluación del Trías articulista e ‟intelectualˮ dedica su artículo en este monográfico Jordi Ibáñez. Indaga en la “sombra” del filósofo, cual es la de ser intelectual, la de ejercer de articulista político, en una España y en un mundo más que convulsos, en el intervalo entre 1995 a 2004. Su visión, entre escéptica y melancólica, alumbra esta duplicidad de Trías entre el furor antinacionalista y antifelipista del que se mete en el fango de la política española y la debida visión distanciada de un hombre, en el fondo, ecuménico, antibelicista y centrista. Pero la cuestión de Trías y la política adquiere más enjundia si se piensa en cómo la política constituye un núcleo fuerte de su filosofía. Para ello basta con asumir que la idea de límite, en su literalidad topológica, pero también en su constitución como dispositivo metafísico, no debe entenderse ni como una barrera ni, de hecho, como una limitación, sino como una articulación, también como una zona, y por lo tanto el límite mismo es en realidad la ciudad, la polis como lugar por antonomasia de la política –una ciudad extendida, un país entendido también como una red de ciudades, tal como llegó a proponer en uno de sus artículos en prensa. Y si en algún momento se experimenta y se piensa el límite como un corte, como una cesura, esto es para demarcar la línea a partir de la cual se comprende la diferencia, la visión de la otra ciudad, sea la ciudad ideal que se eleva sobre la ciudad real, sea la ciudad de los muertos con la que se dialoga filosóficamente mediante el arte, la filosofía y la religión en la ciudad de los vivos. Trías y la ciudad es, de hecho, el asunto por antonomasia de Trías y la política. Ricardo Tejada dedica su artículo a la interpretación y el análisis de la idea de ciudad en la obra de Trías: el fronterizo como habitante de la ciudad, la ciudad entendida ella misma como ‟Ciudad fronterizaˮ y como espacio no exento de una complejidad ad intra y ad extra: ‟Los límites de mi ciudad son los límites de mi mundo, pero dentro de la ciudad hay una lógica cuyos límites son los del mundoˮ –advierte Tejada. Del mundo sin más, se entiende, del mundo como tal, o del mundo por excelencia. La ciudad se constituye en mundo en términos absolutos, totales, autosuficientes, y al mismo tiempo es el microcosmos singular para la multitud de sujetos, la agregación de incontables mónadas con sus recorridos, sus barrios, sus derivas y deambulaciones, sus aventuras y sus rutinas. Esta topografía tiene más de red que de límite propiamente dicho, y demuestra cómo la idea de límite en Trías no debe confundirse con una línea o con una raya fronteriza. Pero que no sea imaginable como una simple línea no significa que no funcione como un dispositivo de separación, de delimitación. Y lo importante aquí, para comprender cómo funciona la máquina y el espacio de la ciudad con respecto a la idea de límite como corte, es justamente lo que queda fuera de la ciudad. Esa experiencia de entrecruzamiento de lo singular y lo absoluto no se da ‟en el campoˮ, en la ‟naturalezaˮ o en la vida aislada, y mucho menos ante ‟el paisajeˮ, o con la mirada perdida en el horizonte. El contraste entre la vida urbana y la vida rústica o incluso provinciana le quita toda evidencia a la cuestión de una filosofía metropolitana, y en cambio la carga de una intencionalidad añadida, que Tejada va desbrozando en la evolución de la filosofía de Trías leída en paralelo con los acontecimientos políticos que en España y Cataluña afectan inevitablemente a una idea de ciudad, sea ésta la polis convertida en concepto, sea una ciudad más concreta, como Barcelona o Madrid. El filósofo, durante muchos años profesor en la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona, y muy informado tanto en cuestiones de urbanismo como de historia de las ciudades, fue un pensador urbano, y su filosofía es inseparable de la ciudad como locus por excelencia de una vida filosófica y política.
Todo ello muestra hasta qué punto la complejidad topológica de la experiencia e idea del límite es inseparable de una exigencia de complejidad conceptual para el pensamiento de lo político. También Laila Yousef Sandoval se fija en su artículo en el carácter de desdoblamiento –no de mero corte o división– del límite en Trías y en las consecuencias que eso tiene para pensar la política a partir de su filosofía: ‟Eugenio Trías explicita el carácter aporético del límite, pues no puede escapar de la dinámica de división entre un adentro y un afuera, y, al mismo tiempo, se proyecta como condición de posibilidad de la apertura constitutiva de lo humano y de la aparición de la novedadˮ. El límite cierra y abre, acoge y rechaza, reúne y separa. Sin embargo, como señala la autora, esta articulación no da pie a nada parecido a una política fijada en lo productivo de la generosidad y el sacrificio, sino en una percepción atenta a lo inhumano y tenebroso latente en la misma política. ‟El doble carácter del límite impulsa a la vez al sujeto a la proyección de unos ideales normativos relacionados con la vida en comunidad y a la sombra de una inhumanidad que convierte al agonismo en fundamento ontológico de la existenciaˮ, apunta Yousef. ‟Que Trías haya dedicado una especial atención a cómo esta última faceta se despliega en Thomas Hobbes y en Carl Schmitt pone sobre la pista de un diagnóstico pesimista: que el pensamiento político no puede evitar partir del lado más inmunitario de la experiencia humana, de aquello que cae del lado más sombrío del límite. En dichos autores el sujeto fronterizo no comparece o, más bien, lo hace mostrando su instancia más habitual, la del individuo que no traspasa el límite hacia afuera ni ahonda en la potencialidad de sus posibilidades prácticasˮ. No deja de ser revelador –y Yousef lo señala oportunamente– que Trías se interesara, después de los atentados de septiembre de 2001, por la obra de Carl Schmitt, para cuya Teoría del partisano escribió un prólogo, y que ‟suˮ política, reveladoramente titulada La política y su sombra –un título que es mucho más que una autorreferencia a su primer libro, La filosofía y su sombra, de 1969– estuviese marcada por la experiencia de los atentados de septiembre de 2001 en Nueva York y por los de Madrid en marzo de 2004.
También la contribución de Patxi Lanceros pone su atención en el elemento oscuro e incluso triste que palpita en la experiencia de lo limítrofe. Trías construyó una filosofía cuyo sentido último es un mandato, una voz que viene del otro lado, del pasado o de entre los muertos, y ordena y ata a la ley. Dice Lanceros: ‟A lo largo de toda la gestación de la filosofía del límite (…) la orden formal y vacía de allende el límite se convierte en el fundamento y el obstáculo: el fundamento de una razón práctica perfectamente expuesta en su tramo ético; y el obstáculo para abordar consecuentemente, y en razón del mismo impulso metódico, el tramo político. Por decirlo en otras palabras: la «metafísica de la virtud» no se completa con, ni culmina en, una «metafísica del derecho»ˮ. Lanceros señala cómo la noción de límite no acaba de hacer posible la articulación política sin duda por las aporías ya señaladas por Tejada y Yousef. Por eso subraya la recuperación de otra idea característica de Trías: la sombra. ‟Es cierto que Trías, ya en Los límites del mundo, hace una primera tentativa de superar el «provisional solipsismo metodológico». Pero esa tentativa se resuelve en una compleja crítica de las sombras de la ciudad real (una ciudad de dimensiones mundiales que reparte excesos y sombras en dos continentes: Terra –libertad sin justicia– y Antiterra –justicia sin libertad; o el planeta americano y el planeta soviético). La tentativa se resuelve, pues, saliendo del marco de la incipiente filosofía del límite; y recuperando la fecunda noción de sombra: aquella que aparece ya en el título del primer libro de Eugenio Trías –La filosofía y su sombra– y que volverá a aparecer en el último consagrado a las desventuras de la res publica: La política y su sombraˮ.
La cuestión de la guerra reaparece en el artículo de Alberto Sucasas. También él problematiza el desarrollo de una reflexión política elaborada dentro del ‟sistemaˮ de la filosofía del límite: ‟¿Se impondría concluir que la reflexión política de Trías es intrínsecamente deficitaria y que, por ende, figura en el conjunto de su pensamiento como un capítulo menor, de dudosa entidad y ardua coherencia con el resto?ˮ, se pregunta, para a continuación desarrollar una interpretación general de la obra de Trías como una filosofía característica del giro liberal y antitotalitario que el autor identifica como una filosofía propiamente o característicamente ‟de posguerraˮ: ‟En ese escenario acentuadamente dual, maniqueo (execración de las «políticas» totalitarias; vindicación del paradigma liberal, tan erosionado en el período de entreguerras), proponemos insertar la obra filosófica de Trías, caracterizada como filosofía de posguerraˮ. El lado acaso demasiado optimista de esta filosofía, que querría dar por irrepetible el horror vivido en la II Guerra Mundial, se oscurece ante la amenaza atómica, y eso le permite a Sucasas desarrollar una dimensión trágica en la filosofía de Trías que vendría a ser la sombra que esa filosofía de posguerra proyectaría de sí misma.
También Fernando Pérez-Borbujo se fija en el lugar aparentemente menor que la política ocupa en la filosofía de Trías, aunque reconoce la importancia de su intensa actividad publicista en algunos momentos de su vida. ‟Sigue siendo un misterio por qué Trías, educado en una familia donde la política lo mediatizaba todo y tenía una gran presencia, evita en todo momento realizar una filosofía política. Seguramente en esta decisión personal pese la presencia, nunca olvidada por Trías, de la política en la casa de su padre muerto. Esa presencia paterna, identificada de un modo especial con la política, constituye la verdadera sombra de la filosofía del límiteˮ. El padre de Trías, que ocupó cargos políticos importantes durante el franquismo tanto en Barcelona como en Madrid, dedicado sobre todo a cuestiones de política municipal y planificación urbanística, falleció relativamente joven aún y en un momento en el que no era descabellado pensar que podría haber llegado a ser nombrado ministro. Pérez-Borbujo desarrolla a partir de esta consideración biográfica una interpretación de la filosofía política de Trías no alejada de la lectura que hace Sucasas de la filosofía de ‟posguerraˮ, pero acentuando el carácter tanático –de trágica pulsión de muerte– que entronca esta filosofía con un regreso a lo religioso y lo mítico como elementos que otorgan a lo político –no a la ‟actualidad políticaˮ, comentada y evacuada en artículos periodístico, sino a lo político fundamental y radical como experiencia de la propia ‟ciudad fronterizaˮ– su verdadera dimensión.
Y es en este contexto de intenso dramatismo conceptual en el que la cuestión del ‟universal malentendidoˮ trazada por Raphaël Estève retoma el asunto del sujeto, de sus imperativos autoperformativos, y amplía el campo de la interpretación y el comentario más allá de la ciudad, del límite o de la sombra, a la vez que disuelve lo trágico en la ambivalencia misma de ese malentendido universal y de ese universal mal entendido que constituyen, en su reveladora e insuperable ambigüedad, un modo exacto de entender la política ‟filosóficaˮ, para diferenciarla de nuevo, en el caso de Trías singularmente, de la política ‟periodísticaˮ. Así quedan reconsideradas, en el hiato mismo de la ambigüedad y del malentendido bien entendido como tal, cuestiones clásicas como ‟ideologíaˮ, ‟esenciaˮ, ‟absolutismoˮ, ‟alma bellaˮ (un Hegel que nunca valdrá como placebo eficazmente puesto en tensión con Trías), ‟historiaˮ (como autopoiesis de la acción y a la vez producción de sentido après coup de la acción misma), ‟conflictoˮ agónico, ‟enunciaciónˮ (la voz externa que se interioriza y dice el deber ser que el sujeto asume como su ideal), etc.
Los ensayos reunidos en este monográfico ofrecen un recorrido que por un lado analiza y comenta un aspecto de la obra del filósofo Eugenio Trías inseparable de la historia política y cultural de la España digamos que post-transicional (1986-2004), y por el otro problematizan la idea misma de lo político, no solamente con los argumentos de la filosofía de Trías, con sus propias limitaciones –no en vano Ricardo Tejada señala que, ‟más que interesarle la política, le preocupaba a Trías y le preocupó siempre lo político, lo que es comprensible en un intelectual de talante metafísicoˮ–, sino a partir de ella.
Los ensayos reunidos en este monográfico tienen su origen en un seminario que tuvo lugar en diciembre de 2023, en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, justamente sobre el tema «Eugenio Trías y la política». De las ponencias allí expuestas, y de la enriquecedora discusión entre los participantes, se alimenta este volumen.