De Guatemala a Chicago: migración y fronteras. La voz literaria y artística de una indocumentada. Conversando con Ilka Ibonette Oliva-Corado
Las balas penetraban espaldas, rostros, muslos y las personas se desvanecían entre ramas de cactus y piedras que silenciosas guardan historias del desierto que es lozano en paisaje de postal.
OLIVA-CORADO Ilka, Historia de una indocumentada, travesía en el desierto de Sonora-Arizona, 2014, capítulo 7
Ce que j’ai encore de meilleur, il me semble, c’est de pouvoir au moins, noter ce que je pense et ce que j’éprouve, sinon j’étoufferais complètement.
Le Journal d’Anne Frank, jeudi 16 mars 19442
Amaia: Ilka, como profesora e investigadora hace años que trabajo sobre los espacios fronterizos [hace ya tiempo escribí una tesis sobre el noroeste de lo que durante el periodo colonial (siglos XVI-XVIII) se llamaba la Nueva España —actualmente el noroeste mexicano/sudoeste estadounidense—] y también hace ya años que milito al lado de los “sans papiers” (sin papeles/indocumentados) en París. Me interesé inmediatamente por tu libro Historia de una indocumentada, travesía en el desierto de Sonora-Arizona (2014)4 cuando en 2018 encontré una reseña en la revista académica Les Cahiers des Amériques Latines a propósito de la traducción al francés del mismo (2017)5. Me procuré enseguida un ejemplar impreso vía Amazon —más tarde me contaste que para ti, en tanto que “indocumentada”, Amazon es la única manera de publicar en los EEUU—. Después de ese libro has escrito 16 más y también empezaste à pintar6 y el arte y la literatura se han convertido en tu forma de expresión y en un modo de hacer frente a las múltiples limitaciones sociales-vitales que te impone la situación de “ilegalidad” en la que vives: invisibilización, menosprecio, desconsideración, riesgo constante de ser deportada a Guatemala y por tanto una movilidad muy reducida. Yo quisiera conversar contigo principalmente sobre tu primer texto y te agradezco muchísimo la generosidad de aceptar mi propuesta, que mantengo con pudor, porque sé que para ti aún es doloroso volver a la experiencia de la travesía de migración a través de la frontera, 18 años después de haberla vivido (en 2003) y 11 después (en 2014) de haber escrito un testimonio en primera persona emocionante por la gravedad de los hechos narrados, de una violencia extrema, y la precisión y la tonalidad, distanciada y personal al mismo tiempo, con la que lo hiciste.
James C. Scott, que es un profesor de la universidad de Yale, escribió un libro a finales de los años 1990 sobre los modos en los que los grupos sociales “subalternos”7 han resistido al poder a lo largo de la historia en donde afirma que, en general, los “textos escondidos” de los “dominados” expresan su crítica al poder abiertamente, pero bajo formas “disfrazadas” —como por ejemplo a través de rumores, canciones, bromas, etc.—8. A mí me parece que Historia de una indocumentada responde a lo que Scott define como un espacio social de resistencia y por ello de gran importancia política —aunque también creo que ha sido un espacio personal de resistencia o de cura contra una experiencia traumática—. Se trata de un testimonio público y al mismo tiempo disimulado —en la medida en que no ha sido traducido al inglés ni publicado en los Estados Unidos y en que en su publicación en español y en otras lenguas se ha hecho fuera de los mercados editoriales mayoritarios— por ti o por editoriales militantes—. ¿Cómo, qué medios estructurales y personales, te han permitido crear ese espacio disidente? ¿Por qué empezaste a escribir y cómo ha sido posible alzar y difundir tu voz? ¿Piensas que la práctica artística —literaria y pictórica en tu caso— es particularmente propicia a la creación de los espacios subversivos?
Ilka: Un poema, un poema al que nombré Nostalgia, yo había vivido 10 años en silencio, una década, imagina, se dice fácil, pero fueron 10 años de tragarme todo, hasta que una madrugada cansada de pasar las noches en vela, yo no pude dormir una sola noche durante 6 años, me atacaban las pesadillas de la travesía. Hasta que esa madrugada agarré una hoja de papel y comencé a escribir un poema al que le lloré cada letra y terminé al amanecer, fue mi primera catarsis. Siguieron más poemas, después relatos y hasta al paso de los años los artículos de opinión. La mayoría en primera persona, yo necesitaba decir soy yo, yo lo siento, yo lo estoy sintiendo, yo lo viví, yo lo anhelo, yo soy la que extraña, verme ahí ya que no existía como ser humano por ser indocumentada, pero aparte era todo lo que yo traía de Guatemala, la invisibilidad con la que crecí, vendiendo helados en un mercado. Yo conozco de exclusión e invisibilidad desde mi infancia, la de ser indocumentada es solamente otra forma de invisibilidad. Podría decir que se acumuló todo y exploté, porque como la gran mayoría de quienes crecemos en la marginación también tomaba, tomaba en Guatemala y tomé aquí, para olvidar momentáneamente, pero llega un momento en el que el licor ya no hace mella y el alma pide respirar. Para mí la escritura fue un respiro. Tuve la suerte de que explotara por esa vía, por la de la escritura, pero otros por desgracia caen en otros abismos de los que son irrecuperables.
La escritura permitió nombrar, contar, comenzar un proceso de sanación, abrazarme, verme como ser humano, relatar mi propia historia. Porque es importante contar la historia de los otros, pero es también importante contar la de uno. Después de haber comenzado ese proceso comencé a escribir acerca de lo que observaba aquí con los indocumentados, cómo vivían, lo que sentían, la angustia a la que se enfrentaban diariamente: al ver una patrulla, por ejemplo, o a un policía en la calle, en el tren, en el autobús. Por ejemplo, la gran mayoría no utiliza el servicio público por temor a las redadas, quienes no manejan piden de favor a alguien con documentos que los lleve y le pagan, les sale más caro, pero se sienten más seguros. Todo eso lo fui relatando en crónicas y cuentos, después en artículos de opinión. Entonces sí, es cierto lo que dice James C. Scott. Pero aparte que los indocumentados solo hablan entre indocumentados de su propia realidad, porque saben que nadie que tenga documentos los va a comprender o los ciudadanos nacidos aquí o los migrantes de otras partes del mundo que llegaron en avión, porque el enorme trauma es la frontera y haber llegado a este país cruzando un cerco, una muralla o nadando un río. Desde ahí comienza el estigma que crece diariamente con los trabajos que realizan que son los más bajos en paga y en el nivel social.
Amaia: La necesidad de disfrazar o disimular la resistencia, la rebeldía frente al poder es un tema muy presente en tu testimonio. Cuentas cómo una de las razones por las que conseguiste atravesar la frontera fue hacerte pasar por mexicana, para evitar, si te atrapaba la policía federal, que te expulsaran del país y te enviaran de nuevo a Guatemala, y que para ello tuviste que entrenarte —estudiar historia y cultura general mexicana, adoptar el acento de Veracruz (el más cercano al tuyo de origen y porque tu fisionomía recuerda a la de los habitantes de esa región del Golfo de México). Y todo eso lo hiciste en México, en Jojula en el estado de Morelos, en manos ya de las redes de traficantes de migrantes que se encargaron justamente de que te prepararas para ese cambio de identidad. En varios momentos del relato vuelves sobre esta circunstancia que te salvó en todas las ocasiones en las que de camino de Hermosillo a Agua Prieta, ya en Sinaloa, la policía detuvo el coche en el que viajabais varios/as migrantes.
En Europa, la cuestión identitaria, particularmente la que se refiere a las identidades nacionales, monopoliza una buena parte del debate público. Esa obsesión identitaria, manipulada y promovida por quienes detentan el poder —con los medios de comunicación a la cabeza— para, desde mi punto de vista, fomentar el miedo (a la disolución de una suerte de esencia nacional) y aumentar el control del cuerpo social, contrasta radicalmente con la realidad de tantas personas para las que la identidad es necesariamente dinámica —cambiante, flexible, múltiple— y esa fluidez identitaria es un modo de vivir y/o de sobrevivir… ¿Qué te inspiran esas consideraciones a ti que eres guatemalteca, hispanic, garífuna, xinca, artista, obrera…?
En Estados Unidos, por ejemplo, la persecución de los agentes de migración es contra la comunidad latina, pero la latina morena, de baja estatura, la que tiene fisonomía indígena, contra el que tiene además de eso la apariencia de pobre. Entonces ven la forma de vestir, el carro que maneja. Los policías son entrenados desde que están en la academia, justamente para perseguir a la comunidad latina de esa manera, si un latino maneja un carro de modelo reciente entonces no es indocumentado, porque un indocumentado no puede comprarse un carro de modelo reciente. Si lo ven en una biblioteca pública, no podría ser indocumentado, porque los indocumentados no leen, entonces sería imposible que fueran a una biblioteca pública. Pero lo ven con botas, sombreros, con el radio del carro a todo volumen de música ranchera, en camionetas de doble tracción o pick up, entonces esa persona tiene que ser indocumentada. Persiguen respecto a patrón de conducta y esas características. Saben que si van a los campos de fútbol de las comunidades latinas y negras, ahí pueden hacer redadas masivas, o en las afueras de las iglesias, o a las afueras de los salones de baile o lugares donde se realizan conciertos, además de las zonas de trabajo si son fábricas y lugares así. Somos identificables los indocumentados latinos, porque somos morenos, en primer lugar.
En México también se discrimina, las mismas bandas delictivas que lucran con la necesidad de los migrantes cobran más a un migrante que no sea mexicano que a un mexicano, aunque sea de ahí de Guatemala que está a la par y es un país más pobre que México. Como dicen muchos desde años, que no es que se persiga el migrante, se persigue al migrante pobre (yo diría, al empobrecido). Al que no puede aportar si no lo más importante: su lomo. Y cabe recalcar que los grupos delictivos en México hacen una evaluación respecto a la fisonomía de los migrantes, a los indígenas los utilizan para el trabajo esclavo: las mujeres de empleadas domésticas y los hombres a las fincas. Si las mujeres son entradas en carnes, como sucede mucho con las hondureñas, se las llevan para el tráfico sexual. A los que sobran, que los ven saludables, para el tráfico de órganos.
En Estados Unidos, sucede otra cuestión muy interesante para el análisis, la violencia entre jóvenes de comunidades empobrecidas, desechadas y abandonadas por el gobierno, entre negros y latinos. Es cuestión étnica, a estas dos comunidades se les niegan los recursos y son obligadas a vivir en barrios marginales.
Sucede que por el nivel de discriminación que viven las comunidades latinas, cuando tienen hijos les ponen nombres estadounidenses, aunque el apellido sea López, Pérez o un apellido indígena propiamente, porque no quieren que sus hijos sufran la discriminación que han vivido ellos, aunque su fisonomía no mienta. Y otra cosa, muchos no les hablan en español a sus hijos para que olviden el idioma y se asimilen estadounidenses en todo el sentido. Aunque otros tengan otro tipo de razones, por ejemplo que los hijos hablan inglés en las escuelas y los padres no lo hablan y como trabajan hasta 3 turnos al día no tienen tiempo para aprenderlo ni para conversar con sus hijos y se acostumbran a que ellos les hablan en español y los hijos les contestan en inglés. Todo motivo de la discriminación por etnia, porque no es posible que un padre o madre tenga que trabajar 3 turnos al día para poder pagar un alquiler de un apartamento. Eso no sucede con los blancos ni con los europeos ni con los asiáticos, ni con los negros, lo viven los latinos que son los últimos de los últimos.
Viviendo esa discriminación constante, el latino se esconde, se abruma, se va desraizando, guardando muy en el fondo sus tradiciones, su cultura, sus recuerdos, que no traspasan a las otras generaciones, por ejemplo. La latina vive la más dura de las transformaciones sociológicas en este país, sin lugar a dudas es la más afectada de las comunidades migrantes porque es la indocumentada.
En todo caso, yo pienso que principalmente somos humanos, lo del color, el idioma, la cultura y las tradiciones son cosas menores en cuanto a cuestión de derechos, pero eso uno no lo aprende hasta que emigra, por desgracia. Cuando estamos en nuestros países estamos concentrados en que somos de tal color y defendemos la bandera y la frontera territorial como si no existiera nada más allá de ese pedacito de tierra donde crecimos y es nuestro mundo. En realidad, tenemos muchas más similitudes que diferencias, aunque hayamos nacido en polos opuestos del planeta. Claro que es importante la defensa de la raíz, en este caso la etnia, porque la imposición de los que se creen dueños del planeta puede hacerla desaparecer, de ahí que se vea en Estados Unidos, por ejemplo, a negros emigrados de África que quieren ser blancos, actúan como blancos, se visten como blancos y en poco tiempo sienten vergüenza de su raíz y hasta de su idioma materno. Por la imposición del sistema, las etnias deben defenderse de eso y luchar contra corriente, porque de no hacerlo muy pronto todos iremos caminando como ovejas al matadero sin resistencia alguna. Defender la diversidad, el derecho a la diferencia es importante. El actuar humano de yo te respeto con tus tradiciones y tú debes respetarme con las mías. Claro está que si esa tradición es cortarle el clítoris a las niñas recién nacidas, ese es otro punto, no hay tradición, ni religión que valga para semejante aberración.
Cuando abrimos la mente y el corazón y logramos que se armonicen logramos comprender que las diferencias nos engrandecen porque somos como un bosque con diferentes especies que conviven en el mismo ecosistema. Saber ver, admirar, valorar la resistencia de otros. A mí eso me lo dio la migración, porque debo ser honesta y decir que cuando salí de Guatemala yo era guatemalteca a morir, pero hoy sé que soy ser humano y que nací en un lugar geográfico por pura coincidencia como todos pero que soy parte de este ecosistema donde vivimos todos.
Ahora bien, hablando políticamente y de derechos, no son nuestras etnias, ni nuestro idioma, es nuestra condición social, el dinero y el poder lo que nos separa, porque en este país yo he visto que negros, latinos con papeles, asiáticos y europeos que emigraron de lugares remotos, empobrecidos pero que tienen una condición social alta y que tienen documentos, apoyan las redadas y las deportaciones masivas, también la construcción de un muro en la frontera. Se olvidaron de cómo llegaron a este país, que también seguramente fueron discriminados, pero se les olvidó gracias a que hoy tienen dinero y documentos que les permite la movilidad. El ser humano es cambiante dependiendo las circunstancias en las que se encuentre, es lo que he aprendido en estos 18 años de ser migrante.
Amaia: Sí, tienes toda la razón, es cierto que existe una amenaza real desde hace siglos que es la de la homogeneización total del mundo, el de la imposición de un solo modelo, el capitalista, que destruye o se apropia de la diversidad. Y, además, es cierto también que las identidades nacionales no son solo exclusivamente imaginarias, en este mundo —por ejemplo, en la frontera— no es lo mismo tener pasaporte estadounidense que mexicano o guatemalteco…
Tu relato sobre la frontera tiene para mí una doble (o cuádruple) dimensión. Por un lado hay la intención de visibilizar lo invisible, de dar voz a quien no la tiene, de construir y difundir una denuncia social y política de un fenómeno masivo y al mismo tiempo voluntariamente ignorado. Me parece que la importancia que le acuerdas al detalle, a lo concreto, a la materialidad de la realidad es en ese sentido significativa y es gracias a eso que nos ofreces un cuadro muy preciso, distanciado, racional sobre muchos aspectos de la experiencia fronteriza : precios del viaje para el migrante extorsionado por las redes de tráfico de personas, implicación de la sociedad civil a todos los niveles e instancias en esas redes, perfil social de los/as coyotes, perfil social del migrante, etc.—. Por otro lado, del texto emana una voz personal y la escritura parece cumplir una función curativa que tiene que ver con el valor simbólico que le otorgas a las experiencias vitales. En el presente de la narración, el momento de la travesía, parece tanto cristalizar tu pasado —gracias a tus experiencias y a tu suerte, signo de tu vida desde el nacimiento, sobrevives— como configurarse tu futuro o destino —testimoniar.
La palabra suerte me ha acompañado toda mi vida, cuando nací me recibieron las manos de Mamita – mi bisabuela materna-, las de mi abuela y las de mi comadrona, cuenta la historia familiar que yo nací a columbón como nacen los hombres y que mi cuerpo estaba cubierto de manteca blanca como la que traen al nacer las bestias. En Jutiapa cuando las yeguas paren y si el bebé viene envuelto en una manteca blanca se dice que trae suerte, yo nací igual entonces dijo Mamita cuando vio a la cipota prieta bañada en manteca blanca: ¡ve esta Chilipuca nació con suerte!
OLIVA-CORADO, Ilka Historia de una indocumentada, travesía en el desierto de Sonora-Arizona, 2014, capítulo 3
Ilka: Te diré algo, crecí en un arrabal, un día comenzaron a desaparecer varios jóvenes que eran señalados por pertenecer a maras. En las famosas limpiezas sociales que realiza el gobierno. Las maras son grupos de amigos, tú tienes 3 o 4 amigas con las que siempre andan en grupo y entonces ya son una mara. En el arrabal las maras son así, son los grupos de amigos que siempre andan juntos, aunque la palabra tiene su raíz con grupos de jóvenes salvadoreños que vivieron en Estados Unidos y cuenta la historia oficial que fueron deportados masivamente por cometer actos delictivos. Desde entonces a los jóvenes del arrabal, tatuados, con apariencia de asaltantes (claro, volvemos a lo mismo, con los patrones de crianza de un sistema patriarcal y racista y clasista) se les llama maras.
Todos escriben sobre nosotros, se realizan análisis, programas radiales y televisivos, se escriben libros y cualquiera desde fuera cree que tiene la autoridad moral para venir a hablar del arrabal sin haber vivido ahí. Los únicos que podemos hablar del arrabal (las favelas en Brasil) somos nosotros, nadie más. Los otros pueden opinar, pero desde fuera. Entonces habiendo crecido así, yo sentí una enorme necesidad de relatar desde la vivencia y también visibilizar a los marginados. Para mí es una acción sumamente política, es un compromiso con los míos, porque tengo la enorme oportunidad de poder escribir y de que mis textos sean leídos por más de una persona. Dicen que los latinos venimos a violentar a este país, cosa que no es cierta, ni somos asesinos ni violadores, nos violentaron primero por eso migramos, porque nos echaron y esa realidad hay que contarla.
Ese primer libro a mí me dio la pauta, aunque ya había escrito bastante en mi blog antes de publicarlo. Hay que contar la realidad desde los espacios donde se vive, la realidad debe ser relatada por los propios marginados, solo así sabremos de primera mano cómo viven, sienten, piensan y sufren.
Amaia:9 a pesar de que desde los 13 años te habitaba un impulso poético y sentías necesidad de escribir, la expresión artística te estaba vedada por una razón de clase (vivías en Ciudad Peronia, un arrabal de Villa Nueva, Guatemala, en el seno de una familia humilde de origen campesino) cruzada a una marginación de “raza” (orígenes indígenas —xincas— y garífunas); un día a día en el que la prioridad era sobrevivir y en donde no había ni tiempo ni dinero para el arte. Sin embargo, once años después de haber llegado a los EEUU, escribiste y publicaste Historia de una indocumentada. Sentiste esa necesidad, en parte tenías los instrumentos intelectuales y emocionales (los libros no te eran algo ajeno : habías ido a la escuela e incluso cursado el principio de una licenciatura de psicología; el día de tu participación en el seminario del Sirenh nos contaste una bonita anécdota sobre tu padre que en una ocasión en la que trabajasteis juntos descargando libros prefirió ser pagado con libros que monetariamente y eso a pesar de la mucha falta que os hacía el dinero) y en parte, me imagino, te los procuraste. Como ya he dicho, a mi parecer, ese libro es la manifestación de una voz política a dos niveles centrales: la relación precisa y por ende la denuncia del horror de la frontera (crimen, violencia, extorsión al punto que es difícil encontrar el adjetivo adecuado para definirlos) y la manifestación de la voz de la migrante —del individuo, de la persona de carne y hueso—lejos de las estadísticas y de las cifras—. Según tus propias palabras, el arte ha sido un modo o un espacio de resistencia, pero a mí me parece que tu producción artística (libros, cuadros, blog) tiene unas repercusiones que van más allá de resistir, se podría decir que son actos de rebelión. En la esfera pública, el impacto de tu primer libro es considerable: ha sido traducido al francés, italiano y sueco, sólo en Francia se han publicado tres reseñas en revistas especializadas y/o de renombre: Les Cahiers des Amériques Latines, Le Monde Diplomatique y te ha puesto en contacto, gracias también a tu blog, con numerosas personas (periodistas10, académicos, otros/as) en distintas partes del planeta.
Ilka: Un día, a los 6 años de estar aquí, que no hablaba nada de inglés porque me negaba rotundamente a aprender el idioma, aunque entiendo esa forma de negación, no podía tener cabeza para otra cosa en ese momento. Ya había ido a la escuela nocturna a las clases de inglés como segundo idioma y me dormía en el escritorio, salía tan cansada del trabajo que a dormir iba y además que las clases eran tan deprimentes, nos dividían en grupos dependiendo el trabajo que realizábamos y nos enseñaban palabras relacionadas con ese trabajo nada más. Me sentí discriminada. Entonces un día me dije, vas a aprender inglés haciendo lo que más amás, que era leer, vas a leer libros en inglés. Yo sabía que no lo iba a aprender inmediatamente, pero sabía que algo se iba a quedar mi memoria. Entonces comencé a leer libros en inglés de los que no entendía ni una sola palabra, así leí varios de Margaret Atwood y me leí The Handmai’ds Tale, que ahora es una gran serie de televisión que transmiten por HBO. Leí a Virginia Woolf a quien no conocía. Empecé a ver televisión en inglés y a escuchar música en inglés, hasta el día de hoy solo escucho música en inglés en mi automóvil. Cuando sentí, un día estaba hablando inglés, aunque lo hablo arreado, el inglés callejero que aprendemos al pedalazo pero me defiendo.
Te cuento esto porque un día todo sale. Mi realidad, mi entorno, todo lo que tuve en contra apuntaba a que yo hiciera todo lo contrario. Me ha emocionado profundamente tu palabra “rebelión” porque lo mío son arañazos, es rascar con mis propias uñas buscando espacios para respirar, es gritar desde el fondo del abismo, es decir aquí estoy, no pudieron conmigo, no lograron socavarme, resistí y grito desde mi esencia, desde lo que soy, desde mi visión, sientan mi pulso, es el pulso de la exclusión, del olvido, de la violencia social, del racismo, del clasismo. Y grito por mí y por los míos porque tenemos derecho a existir a soñar y alcanzar nuestros sueños. Aunque lo de alcanzar nuestros sueños es una utopía, la esencia de nosotros reside en la resistencia, en levantarnos cada mañana y decidir abrir los ojos y enfrentar el nuevo día. Y para mí es dejar constancia de mi existencia, no por ego, no por narcisismo, sino como mujer del arrabal. Como lo hizo la escritora de la favela, Maria Carolina de Jesús, con su libro Cuarto de desechos, como lo hizo Hayashi Fumiko, la gran maestra de la literatura japonesa, en Diario de una vagabunda. Personas que vivieron los embates de la miseria y tuvieron las agallas para contarlo y dejar constancia.
Amaia: Para este dossier en el que estamos integrando nuestra conversación hemos querido problematizar la noción América Latina utilizando el plural que expresa claramente la heterogeneidad que abarca ese término homogeneizador, una diversidad que deriva fundamentalmente de su carácter no exclusivamente latino —más bien mayoritariamente indígena, africano, mestizo—. Américas Latinas que incluye también aquellas del otro lado de la frontera (las Américas Latinas de los EEUU). Sin negar la fractura que constituye esa línea —la violencia ligada al enfrentamiento físico e ideológico que la alimenta— la frontera también es porosa y el mundo angloamericano es profundamente latino —empezando en términos demográficos11. Esas circulaciones, que en términos espaciales se manifiestan de manera paradigmática en la figura urbana de El barrio12, pueden observarse también desde una perspectiva de género, que está muy presente en tu libro: violencia específica contra las mujeres —carácter sistémico de la violación—; solidaridades femeninas. Me parece que si quisiéramos sistematizar en términos sociológicos o históricos las principales figuras femeninas que encarnan la porosidad de la frontera podríamos pensar en las mujeres de los pueblos autóctonos —sistemáticamente invisibilizadas por las fuentes coloniales y del siglo XIX pero que nos han dejado, ya en el siglo XX y XXI, varios testimonios escritos/filmados13—, las migrantes, las cholas14/chicanas/latinas/hispanas —nacidas en territorio estadounidense pero herederas de un estigma y de secuelas psicológicas ligadas a la emigración—, las obreras de la maquila —víctimas de uno de los mayores feminicidios que se conozcan15. Evidentemente esos arquetipos no son homogéneos y quizás tu pienses en otros. Respecto a la heterogeneidad del mundo hispano de los EEUU, otro aspecto interesante es la participación de la población latina en la reproducción de la represión y la marginación de los migrantes. En Historia de una indocumentada nos cuentas de esos indocumentados implicados en el tráfico ilegal de migrantes. Pero también están todos esos latinos que trabajan para la Patrulla Fronteriza y aquellos/as que pertenecen a las clases acomodadas y que desprecian al migrante pobre.
Ilka: Exactamente, aquí se vive la negación de la identidad, por las cosas que te había comentado antes. La discriminación, a la hora de llenar cualquier cuestionario para solicitud de cualquier cosa, ya sea licencia de conducir, o los papás en las escuelas, preguntan etnia y dice “latinoamericano” cosa que no sucede con los europeos o asiáticos. Aquí a los hijos de los latinos nacidos aquí les dicen latinoamericanos, “latinoamerican”, cosa que jamás se verá con los hijos de los europeos o asiáticos. Cosa que sucede con los afros, “Afroamerican”.
Este país permite sacar la verdadera esencia humana, en el caso de los latinos que logran tener papeles le dan una vuelta a la tortilla y sacan su arrogancia, una vez con documentos dejan de hablarle a sus amigos indocumentados con los que convivieron tal vez unos 20 años, pero que ya no pertenecen a su clase, se cambian muchas veces de lugar de residencia y buscan lugares donde no haya indocumentados. Buscan codearse con anglos y que sus hijos tengan amigos anglos y dejan a sus amigos indocumentados. Cambian de forma de vestir. De carro. Y también de trabajo, aunque lo del trabajo se entiende puesto que con documentos ya pueden tener acceso a otro tipo de empleos. Se convierten en los peores explotadores de los indocumentados latinos, porque saben que estos son los más resistentes para trabajar. Ellos mismos fueron indocumentados entonces saben hasta dónde da el cuero.
La mayoría de latinos que tienen negocios, sus empleados son indocumentados, no por buena gente que les quieran dar trabajo si no porque saben que los pueden explotar lo que gusten. Esa transformación no la dan los papeles, la gente ya era así por dentro pero al salir a la luz y salir de las sombras sacan lo que son en realidad. De ahí que la primera o segunda generación de padres y abuelos indocumentados estén trabajando en la frontera y sean los que peor traten a los indocumentados, porque es su propia gente. No es igual el maltrato de un gringo uniformado a la de un latino moreno, con rasgos indígenas que puede hacer lo que quiera con su gente desde la superioridad de un papel de un cargo.
Igual pasa con los que llegaron al país con papeles y nunca fueron indocumentados y jamás trabajaron en oficios, es explotador por naturaleza. Es el que siempre verá al indocumentado como su sirviente y con el que jamás creará lazos afectivos ni emocionales porque no lo ve a su altura, al contrario, buscará esos lazos con los anglos y los europeos, inmediatamente.
En los eventos culturales no se ve participando a latinos indocumentados obreros propiamente, me refiero a gente que limpia baños, corta grama, trabaja en construcción, lavando platos. Por ahí participan indocumentados que están casados con ciudadanas o residentes y tienen negocios o indocumentados que trabajan en negocios de familiares, cosas así. El obrero, obrero no participa y no porque no quiera, es que no es tomado en cuenta. Es objeto sí, el objeto de estudio, el cuerpo del poema, el centro de la pintura, pero no es tomado en cuanto como persona mucho menos como un ente pensando y de transformación.
Amaia:16
Ilka: Esas migraciones en masa son causadas por el aumento de la violencia institucional en los países de origen, países con gobiernos corruptos que han regalado prácticamente las tierras a empresas transnacionales que explotan montañas, secan ríos y se roban los minerales. Sacan a las comunidades de sus tierras, les queman sus casas y las obligan a la peregrinación. Además de criminalizarlas. En los arrabales han aumentado las limpiezas sociales. Ha llegado el nivel de violencia institucional a hacer migrar a familias completas, la gente no se viene buscando riquezas, no hay sueño americano, la gente sale huyendo de donde la han violentado, buscan un lugar dónde dar comida y refugio a sus hijos.
El gobierno de López Obrador, el “gran hermano humanista”, llamado así por varios presidentes progresistas de Latinoamérica porque dio asilo político a Evo Morales y gente de su gobierno cuando el golpe de Estado. Pero no ha tenido respeto alguno por los migrantes indocumentados, ha creado la Guardia Nacional que es una especie de policía militarizada con la que los ataca. Los deportan en masa, niega visas humanitarias, transitar por el país. En Instituto Nacional de Migración es un ente de violencia para los migrantes indocumentados en tránsito. No ha cambiado tampoco el panorama con Biden, sigue deportando gente. Es que el tema de los migrantes es utilizado por unos y por otros, donde ni unos ni los otros se involucrarán en darles documentos o asilo, porque son muchísimos los que se benefician de esta situación. Empleadores, empresas, policía, grupos delictivos. Los indocumentados son una fuente de dinero para tantos. Y no es crisis humanitaria, dejó de ser una crisis, esto es una guerra contra los empobrecidos, desde sus propios gobiernos que son mangoneados por empresas extranjeras que solo buscan beneficiarse de los minerales de estos países. Para que terminen como Haití, a la que le quitaron todo y ahora todos han abandonado y vemos a sus hijos peregrinar a lo largo y ancho de Latinoamérica.
Amaia: Lo que ocurre en la frontera entre México y los Estados Unidos es comparable a la realidad de otras fronteras del mundo. Las políticas de seguridad y racistas de los Estados europeos han transformado el Mediterráneo en un cementerio y también, cada vez más, el Canal de la Mancha —hace apenas unos días, el 24 de noviembre, 27 migrantes se ahogaron atravesándolo porque la ayuda al salvamento les fue rechazada tanto por el gobierno francés como por el británico17. Los testimonios de los migrantes provenientes de África describen situaciones y sentires muy cercanos a los vividos por ti18. La impunidad total con la que actúan tanto las fuerzas de seguridad de los Estados como las redes de tráfico de personas y toda suerte de organizaciones criminales presentes en las rutas de la migración es otro elemento común de las fronteras Sur-Norte. En tu relato hablas con detalle del despliegue humano, tecnológico y logístico para vigilar y perseguir a quienes intentan pasar a los Estados Unidos desde el Sur y como todo ese esfuerzo permite organizar auténticas cacerías humanas19. El desarrollo y la sofisticación creciente del material de vigilancia de las fronteras no parece tener fin20.
Ilka: Por supuesto porque recordá que la migración indocumentada es un negocio multimillonario, del que se benefician grandes empresas no sólo los grupos que trafican personas. Estamos hablando de las empresas que crean los radares expresamente para las fronteras, las compañías que construyen los muros, las que venden todo tipo de material para la vigilancia, incluso las cárceles o centros de detención para migrantes son empresas multimillonarias que cobran grandes cantidades anualmente a los gobiernos por hacerse cargo de los migrantes indocumentados. Lo que cobra el sistema de salud por una inyección, la comida en los centros de detención, los que hacen las sábanas o la ropa (uniforme). Es un negocio redondo. Tanto para el gobierno corrupto que expulsa, como el país o países donde se trasladan y el país de llegada. Porque los abusan tanto los policías, el ejército y las bandas del crimen organizado, que la gran mayoría están conformadas por ex militares.
Se benefician al cobrar por el traslado y al utilizarlos en el tráfico para trabajo esclavo, trabajo sexual y tráfico de órganos. No detendrán un negocio multimillonario que beneficia a muchos. Y recordá que el migrante indocumentado siempre será carne de cañón, utilizado por unos y por otros mientras puedan sacar ventajas sobre ellos, por eso aún no existen leyes en el mundo que acuerpen el tránsito libre las personas migrantes sin documentos. Porque el que se ve obligado a migrar de esa forma es el que ha sufrido las consecuencias de los saqueos masivos por medio de los gobiernos corruptos y de las invasiones extranjeras. El que migra es el empobrecido. Y la guerra contra los pobres estará dentro del país de origen, en el trayecto de travesía y en el país de llegada.
Amaia: Me gustaría que presentases uno de tus cuadros de la serie Mi familia y que comentases cuál es tu relación con la pintura
Ilka: Esta es de mis pinturas favoritas de la serie Mi Familia, por la simpleza, por los colores vivos, por la ilusión. Porque con esta pintura desaté nudos, la imposición de “tener que saber dibujar” porque por mi edad era una vergüenza que no supiera. En esta pintura está una niña, la que dibuja es una niña, la que escoge los colores, la que es feliz pintando. Es muy difícil deshacerse de las imposiciones con las que hemos crecido como norma, aquí yo me deshice de estas. Entendiendo que mi estilo no precisamente tiene que ser como el de otros, que lo de saber dibujar es subjetivo como tantas otras cosas, que lo de saber pintar también. Dibujé y pinté conforme mis capacidades y al desconocimiento que tengo de todo lo que está escrito sobre técnicas de pintura. Por eso es una de mis favoritas, por lo sencilla, pero a la vez por el inmenso significado que tiene para mí. Por eso la titulé Renacer, es un renacer realmente.
Ser uno mismo con sus limitaciones o sus capacidades diferentes que muchas veces no cuajan con la norma de los patrones de crianza y las de la sociedad o el medio en el que nos desenvolvemos.
Amaia: ¿Y por qué la serie se llama Mi familia?
Ilka: La serie se llama Mi familia, porque crecí ordeñando cabritas, cuidando animalitos y siempre he tenido dificultades para comunicarme con los seres humanos, entonces con quienes hablaba era con ellas, con ellas jugaba, con ellas iba al monte y solo con ellas podía ser yo misma. Porque son el amor más puro que he conocido. No podría haberse llamado de otra manera.
Hasta el día de hoy, cuando voy a Wisconsin, un estado con el que colinda Illinois, que es rural, hay muchas granjas y cuando miro cabras corro a abrazarlas y les llamo familia.
Amaia: A mí me parece que tienes una gran capacidad de comunicación con los seres humanos.